Plan de formación en seguridad alimentaria: porque el conocimiento es poder

Cada persona posee una personalidad, sueños y metas que la hacen única y diferente a los demás; no obstante, toda la gente, sin excepción, tiene necesidades básicas que se deben satisfacer con prioridad, dormir y nutrirse entre ellas. Y acudiendo a un expendio de comida se cuenta, aun inconscientemente, con que los empleados hayan recibido un plan de formación en seguridad alimentaria.

Debido a que existen en el universo urbano y natural gran cantidad de elementos nocivos para el organismo: bacterias, virus, contaminantes químicos, alérgenos y toxinas; las cuales al introducirse en el cuerpo pueden causar distintos niveles de indisposición, desde un ligero dolor de estómago hasta la muerte.

En la mayoría de los casos el instinto de supervivencia es suficiente para mantenernos a salvo, pero el sistema digestivo representa una vulnerabilidad en las defensas y no todo aquello que hace daño es fácil de detectar a simple vista. Especialmente si estamos en un ambiente, comedor o restaurante, en el que se da por hecho que lo ingerido es seguro.

¿Por qué asistir a un curso de seguridad alimentaria?

Las mejores empresas, aquellas que aspiran a surgir o permanecer en la mente del público, garantizan que el personal esté bien informado sobre los riesgos existentes, sea capaz de reconocer las situaciones de peligro, domine el manejo correcto de las herramientas, materiales e instalaciones y siga tanto el reglamento sanitario, como el de conducta y etiqueta.

Mantenerse constantemente actualizado certifica que los clientes tengan total confianza en el producto, los socios comerciales sepan que tratan con una organización responsable, y los inversionistas dirijan el capital a la empresa obteniendo siempre una ganancia.

Y es que en este sector, comenzando por las fábricas, donde las líneas de ensamblaje procesan y envasan la materia prima, pasando por la distribución que la transporta a las ciudades, y llegando al cocinero que prepara los platos al gusto, todos requieren estar al día en información, equipos e instrumentos. Esta inversión no solo asegura el flujo constante del dinero, sino que avala la calidad de los alimentos y al final, la salud del consumidor.

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